Lunes por la mañana. Suena el despertador. Lo prolongas tres o cuatro veces. Finalmente te levantas. Te das una ducha. Te vistes con las ropa de trabajo. Se hace tarde. Comienzas a sentir el estrés. Te diriges a la cocina, pones agua para café y pan el el tostador. Tomas del refrigerador el yogurt y leche. La leche está pasada por dos días, ni hablar, hoy no hay café con leche. El día no va del todo bien. Tiras la leche. Tomas el yogurt y untas mantequilla en el pan. Ya es tarde. Dejas el pan a medio comer para tirarlo por la noche.
Sales corriendo. Llegas a la esquina en donde esperas a que pase el bus. No pasa. Se hace más tarde. Después de quince minutos de espera, llega. Está lleno. Entras a la fuerza porque ya es tarde y tienes que recorrer catorce estaciones. Por fin llegas a la oficina, te sientas frente al ordenador y comienzas a cambiar tu tiempo de vida por unos centavos para comprar lo que los cientos de anuncios publicitarios que viste en el trayecto a tu trabajo te dijeron qué compraras. Terminas el día. Regresas a casa. Más anuncios. Ves tus redes sociales. Más anuncios. Te vas a dormir pensando que necesitas algo, no sabes qué es. Repites la rutina al día siguiente.
Este es el día a día de muchas personas en el mundo. Una rutina que sigue la máxima “Trabajar para consumir, consumir para ser feliz.” ¿No nos pasa que por las mañanas nos cuestionamos por qué hacemos eso? ¿No nos pasa que aceptamos someternos a esta rutina poco satisfactoria para poder obtener un salario mensual, y así poder comprar cosas que no necesitamos? Un Berlinés que decidió cuestionar la necesidad de consumir para ser feliz ha llevado sus ideas al extremo. Para ello, decidió vivir sin dinero. Su nombre es Raphael Fellmer.
Raphael se ha declarado en “huelga de dinero” para generar consciencia acerca del consumismo que impera y regula el mundo occidentalizado hoy día, y que es la causa de de problemas ambientales, de hambre y de justicia.
A sus 34 años, Raphael Fellmer ha vivido sin un céntimo desde el 2010. En vez, ha comenzado un proyecto en el que busca mostrar a las personas que es posible vivir sin dinero y, sobre todo, para mostrar que el uso de dinero implica la explotación de personas, animales y del único planeta que tenemos.
Su idea comenzó con un viaje desde Holanda y cuyo objetivo era llegar a México a la boda de un amigo sin utilizar un solo centavo. Desde entonces, Raphael, junto con su esposa e hijas, vive rescatando comida en perfecto estado que los supermercados y restaurantes desechan diariamente. Todos los días, su mesa se ve vestida con alimentos que de no haber sido rescatados, hubieran terminado en la basura, desperdiciados.
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estima que 795 mil de los 7 mil millones de seres humanos que habitamos este planeta, sufren de desnutrición crónica. Es decir, 1 de cada 9 personas sufre de falta de alimentos. Lo más triste de ello es que con los alimentos que se producen hoy día se podrían alimentar a 14 mil millones, el doble de la cantidad de alimentos necesarios para alimentar a todas las personas sobre la faz de la tierra. Pregunta: ¿A dónde va toda esa comida que no es consumida? Respuesta: A la basura.
Para combatir el desperdicio de comida, inició el movimiento foodsaving, el cual se ha desarrollado en una red que rescata, recolecta y comparte más de 3 mil 300 toneladas de comida. Por si fuera poco, Raphael es co-fundador de foodsharing.de un sitio que permite a las personas compartir lo que les sobra de comida en vez de tirarla a la basura. Hoy día, Foodsharing cuenta con más de 70 mil usuarios y al rededor de 1.500 tiendas en Alemania, Austria y Suiza cooperan con este proyecto. Además, entre 35 y 40 mil personas a la semana están aprovechando la comida que rescatan.
Ok, ok… se puede rescatar comida y no tener que gastar en ello ¿Y la renta, cómo la pagamos? Raphael intercambia servicios a cambio de un lugar donde vivir. Raphael confía en que los seres humanos somos socialmente buenos y en el que nos podemos ayudar de manera desinteresada. Lleva sus ideas a tal punto que no requiere de un seguro médico, ya que cuando es necesario hay quien le ayude y, a su vez, él ayuda cuando es necesario. También se mueve en transporte limpio como la bicicleta y cuando viaja hace uso de redes de intercambio y hospitalidad y del autostop/aventón
Al ser el dinero un elemento incuestionable hoy día, muchas personas levantan una ceja y ven a Raphael con muchas sospechas. Preguntas como ¿Acaso es posible vivir sin dinero? Y críticas como “si él recibe donaciones, entonces alguien más pagó por ellas” son comunes en las más de 86 pláticas al año que da Raphael. Sin embargo, Raphael responde siempre con una sonrisa que su proyecto es para invitar a cuestionar nuestros malos hábitos de consumo. Para ello apela a la idea de agua virtual y energía gris, es decir, a la cantidad de agua y energía que es necesaria para producir los alimentos y productos que utilizamos. ¿Sabías que solamente desde que nos levantamos, nos duchamos, comemos el desayuno y nos vamos a trabajar consumimos al rededor de 500 litros de agua, sin contar el agua utilizada para producir tu ropa?
De acuerdo con Raphael, es posible vivir sin dinero. Y su incansable lucha es un gran ejemplo de que es posible. Raphael desea que “el dinero algún día desaparezca y podamos decir que no lo necesitamos más, ya que cada personas contribuirá con sus diferentes talentos y cualidades para que todo funcione.” En un futuro desea fundar Eotopía, una ecoaldea en el que no se tenga que utilizar dinero, la energía sea 100 por ciento limpia, en el que se cultive todo sin explotar y destruir la tierra, en donde los animales no estén enjaulado y en el que los esquemas modernos de consumo sean desechados completamente.
Raphael es autor del libro Feliz sin dinero, publicado en 2014. Si te interesa saber más sobre Raphael Fellmer, puedes encontrar algunos recursos en línea como videos en español o subtitulados, así como otros recursos Igualmente, si te interesa saber más sobre cómo vivir sin dinero te recomendamos explorar esta página.
¡Vivir sin dinero es posible!