En el imaginario colectivo prevalece la idea de que no es posible una sociedad sin dinero. Sin embargo, el mismo sistema económico global ha generado que muchas personas no tengan acceso a la economía de mercado. Esto a su vez ha dado pie a alternativas locales para subsanar carencias institucionales. Entre esas alternativas se encuentra el trueque y los hospitales de trueque.
Hospital San Carlos de Altamirano: Un lugar en el que los pacientes pueden pagar con los productos que producen
Chiapas es el estado más pobre de México y uno de los estados con mayor mayor población indígenas viviendo en zonas rurales. En muchas partes de este estado no existe infraestructura básica como escuelas, centros de salud u hospitales y el gobierno mexicano no ha destinado recursos para cubrirlas. Es por ello que para subsanar esas carencias institucionales, organizaciones de la sociedad civil han desarrollado iniciativas que cumplen hoy día un papel importante en dichas comunidades. Una de estas iniciativas es el Hospital San Carlos de Altamirano, fundado por la misión Dominicana bajo el mando del obispo don Samuel Ruíz en 1969. Hoy día este hospital da acceso a servicios de salud a miles de personas en Chiapas.
Las personas que acuden a San Carlos provienen de los pueblos Tzeltal, Tzotzil y Ch’ol, quienes tiene que recorres más de ocho horas en la selva chiapaneca para llegar al hospital. Para ellos el Hospital San Carlos es probablemente la única opción para recibir atención médica. Los pacientes no requieren contar con un registro. Basta con que los pacientes den su nombre, su edad y la región de donde provienen para recibir los servicios del hospital. Esto contraste con los requisitos que hospitales del gobierno o clínicas privadas solicitan. Es sabido que en México los servicios de salud básica son negados a personas indígenas, especialmente mujeres.
Sobra decir que además de las grandes distancias que los pacientes de este hospital tienen que recorrer, otro signo del abandono institucional es la falta de dinero. Recordemos que para poder tener dinero es necesario poder comercializar los productos que producimos. Si yo produzco textos, esos textos los tengo que comercializar, es decir, venderlos, y alguien que tenga el dinero para pagarlos me dará ese dinero a cambio de mis textos. Sin embargo, en comunidades marginadas, en donde el abandono social e institucional es imperante, el dinero que existe para comercializar los productos es escaso o nulo. La falta de dinero, hay que insistir, por un abandono oficial, ha forzado a que tanto los habitantes de las comunidades chiapanecas como el hospital San Carlos encuentren formas alternativas de pago. Por ello San Carlos comenzó a aceptar pagos simbólicos en materias, dentro de las cuales destacan el café, naranjas, fruta y otros productos que cosechan los habitantes de estas zonas.
Los pagos funcionan a manera de trueque y sirven para compensar algunos de los gastos del hospital. Aunque esto permite costear algunas de las necesidades del hospital, los costes de funcionamiento y mantenimiento son mucho mayores a lo que se pudiera pagar con café, naranjas y otros productos. Para cubrirlos, el hospital San Carlos recibe donaciones de organizaciones como el Nacional Monte de Piedad, Fundación Merced, Direct Relief y Schumacher Kramer Foundation.
Dado que en la zona hay pocos o nulos hospitales, la demanda de servicios de salud es grande. En el Hospital San Carlos se dan más de cien consultas diarias y realiza 70 cirugías al mes, para las cuales cuenta con solo un médico cirujano y un anestesiólogo. Las enfermedades que más se atienden son enfermedades epidemiológicas como el paludismo y tuberculosis y se brindan servicios especializados de ginecología, anestesiología, pediatría y otorrinolaringología. Todos esos servicios son brindados por médicos, médicos voluntarios y residentes provenientes de distintas universidades del país.
Aunque el hospital San Carlos no funciona cien por ciento con base en el trueque, mediante éste se logran complementar algunos de los gastos del hospital. El hospital es un híbrido en el que el trueque en especie, el trueque de servicios y la economía de regalo permiten que se puedan brindar servicios de salud.
El hospital y su funcionamiento deberían de estar a cargo del estado. Sin embargo, el abandono a estas comunidades indígenas ha hecho que ellas mismas y la sociedad civil se organice para satisfacer sus necesidades básicas. Esto da cuenta de que las sociedades puede funcionar de manera descentralizada y sin la presencia de un estado (que en muchas ocasiones entorpece y vicia). En la misma forma en que los estados y las instituciones marginalizan y abandonan a diferentes grupos sociales, estos grupos han encontrado las formas para compensar la falta de infraestructura y servicios básicos. Con ello aquí no se pretende deslindar al estado de su responsabilidad de cumplir el pacto social que tiene, ni tampoco se pretende romantizar la pobreza. Por el contrario, se elogia la capacidad organizativa de la sociedad civil y se reprueba al estado, es decir, a todas aquellas personas que estando en funciones, no las cumplen.
Hospital de trueque en Estados Unidos
Entre los países desarrollados los Estados Unidos cuenta con uno de los sistemas de salud más caros del mundo, lo que ha generado que muchas personas sean marginalizadas y no puedan costearse un seguro médico. Como se mencionó antes, a falta de un estado que vele por los intereses de sus ciudadanos, la sociedad civil ha encontrado las formas para subsanar ese abandono.
En Nueva York, el Lincoln Medical and Mental Health Center, junto con el Woodhull Hospital, son un par de los pocos hospitales que aceptan el trueque como forma de pago en el país de las barras y las estrellas. El Lincoln Medical and Health Center permite que artistas, actores, bailarines, músicos, escritores y cualquier persona cuyo rubro de trabajo pertenezca a la industria creativa truequen sus productos y servicios por servicios médicos.
De manera similar, el hospital Bono Barter Clinic, también acepta trueques de cosas que los pacientes hayan hecho, cosechado o producido, así como servicios que puedan ofrecer. Otra iniciativa interesante en la misma línea es O+ la cual organiza festivales de arte en la cual los artistas pueden intercambiar su obra por servicios médicos y de bienestar.
Información obtenida en Forbes “El hospital de Chiapas donde los indígenas pagan con naranjas, café y maíz“ y de The Washington Post “Barter sometimes allow patients to pay for health care they otherwise could not afford”.